AGRESIVIDAD REDIRIGIDA EN GATOS
La agresividad redirigida en gatos es un comportamiento común en el que un gato, al sentirse frustrado o amenazado por un estímulo que no puede alcanzar o afrontar, dirige su agresión hacia un objeto, otro animal o una persona que se encuentra cerca.
Este tipo de agresividad puede ser peligrosa tanto para otros animales como para las personas que le rodean, ya que la agresión puede ser intensa e inesperada. A continuación, se detalla información sobre las causas, síntomas y manejo de la agresividad redirigida en gatos.
Causas
- Estímulos Externos:
- Gatos extraños: La vista de un gato extraño a través de una ventana puede desencadenar frustración en el gato doméstico. De igual modo, el olor o percepción de las feromonas procedentes de otro gato, puede ser suficiente para desencadenar dicha respuesta.
- Animales salvajes: La presencia de animales como aves, roedores u otros animales salvajes puede provocar este tipo de agresividad, si son percibidos como amenazantes o aversivos.
- Ruidos fuertes: Sonidos fuertes e inesperados como truenos, fuegos artificiales o incluso electrodomésticos pueden causar miedo y agresión redirigida.
Los detonantes más comunes son, de hecho, los sonidos de elevada frecuencia, así como los estímulos procedentes de otro gato.
- Interrupción de Peleas:
- En caso de producirse una situación de tensión entre dos gatos que conviven en el hogar, la intervención de un tercer individuo puede detonar que el gato redireccione dicha conducta hacia otro animal o persona del hogar.
- Frustración:
- La incapacidad de alcanzar un objetivo deseado, como un juguete o un compañero de juego, puede llevar a la agresión redirigida, en caso de percibirse como una situación aversiva o estresante para el animal.
Síntomas
- Agresión intensa y súbita: El gato puede atacar de manera repentina y violenta.
- Vocalización: Gruñidos, bufidos o maullidos fuertes.
- Postura corporal defensiva: Pelaje erizado, cola inflada, orejas hacia atrás. En algunos estudios, se describe este tipo de postura hasta en un 80% de los casos, lo que indica que el componente de miedo está habitualmente presente.
- Ataques repetidos: El gato puede continuar mostrando signos de agresión durante un tiempo después del evento desencadenante. La presencia futura de la propia víctima, sin ser el origen inicial del ataque, puede desencadenar nuevos ataques con posterioridad.
Manejo y Prevención
- Identificación y Eliminación del Estímulo:
Tratar de identificar y, si es posible, eliminar el estímulo que causa la agresión. Por ejemplo, mantener las ventanas cerradas o bloquear la vista de otros gatos. En ocasiones, no se consigue llegar a identificar el estímulo que desencadena el ataque redirigido, conllevando un peor pronóstico.
- Separación y Tiempo de Enfriamiento:
- Separar al gato agresivo del resto de la casa para que se calme. Proveer un espacio tranquilo y seguro donde el gato pueda relajarse.
- Desviación de la Atención:
- Utilizar juguetes interactivos para distraer al gato y redirigir su energía de manera positiva, una vez el gato vuelva a la calma.
- Modificación del Entorno:
- Crear un ambiente enriquecido con juguetes, árboles para gatos y áreas de escondite puede reducir el estrés y la frustración. Lugares elevados reducen también el estrés del gato a la vez que aportan previsibilidad y control sobre el entorno.
- Terapia Conductual:
- En casos severos, puede ser necesario consultar con un veterinario o un especialista en comportamiento animal para implementar un plan de modificación de conducta. La agresividad redirigida es la forma de agresividad que más frecuentemente se confunde con agresividad de origen orgánico, por lo que será recomendable realizar un chequeo del animal para poder identificar cuál es su etiología.
- Medicación:
- En algunos casos, el veterinario puede recomendar medicación para ayudar a controlar la agresividad, una vez llevado a cabo el chequeo médico del animal.
- Si tu gato ya muestra este tipo de sintomatología, es importante acudir al veterinario para obtener el tratamiento adecuado.
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Prevención
- Socialización Temprana: Exponer a los gatos a una variedad de estímulos desde una edad temprana puede ayudar a prevenir la agresión redirigida.
- Rutinas Consistentes: Mantener una rutina regular de alimentación, juego y descanso para reducir el estrés.
- Enriquecimiento Ambiental: Proveer un entorno estimulante y seguro para los gatos, con oportunidades de juego y exploración.
- El aprendizaje del lenguaje corporal del gato puede ser clave para identificar aquellas situaciones en las que el animal presenta episodios de miedo o ansiedad con anterioridad, reduciendo así el riesgo de que se produzcan estos ataques.
La agresividad redirigida en gatos puede ser un desafío, pero con una comprensión adecuada de las causas y estrategias efectivas de manejo, es posible reducir la incidencia de estos comportamientos y mantener un ambiente seguro y armonioso en el hogar.