La insuficiencia renal crónica es provocada por un daño prolongado e irreversible de los riñones. Estos van a ser incapaces de filtrar y eliminar los productos de desecho de la sangre.
La causa no suele estar clara ya que la inflamación renal y la aparición de tejido fibroso que reemplaza el renal se encuentra también en otras enfermedades.
Aún así, existen algunas causas bien reconocidas:
En la mayoría de los casos no existe una causa específica del fallo renal y se actúa con un tratamiento sintomático. Cuando se encuentra la causa, y esta se puede tratar, podría existir la posibilidad de frenar la progresión de la enfermedad o de, al menos, ralentizarla.
La insuficiencia renal crónica felina puede producirse a todas las edades, pero generalmente se presentan a media y avanzada edad, siendo más común a medida que aumenta la edad. Se estima que alrededor de uno de cada 5 gatos de más de 15 años presenta fallo renal.
En la mayoría de los casos es una enfermedad de progresión lenta e insidiosa, aunque alguna vez podría aparecer repentinamente.
La mayor parte de los síntomas son bastante vagos e inespecíficos, provocados en gran parte por la acumulación en sangre de toxinas que se suelen secretar de manera normal por la orina.
Los síntomas más comunes que encontramos en gatos afectados son: falta de apetito, pérdida de peso, deshidratación, letargia y depresión. Suelen tener mucha sed y producir mucha más orina debido a que pierden la capacidad de concentrarla.
Otros síntomas pueden ser: pelaje estropeado, vómitos, halitosis, úlceras en la boca y debilidad generalizada.
A medida que la insuficiencia renal va progresando, independientemente del tratamiento, los síntomas tienden a empeorar con el tiempo.
Debido a las muchas e importantes funciones que realiza el riñón, los gatos afectados pueden aparecer numerosas complicaciones, como anomalías en el equilibrio de electrolitos ( baja concentración de potasio sanguíneo, elevada concentración de fósforo, entre otras), retención de excesivo contenido ácido en el cuerpo (acidosis), elevación de la presión sanguínea (hipertensión) y anemia (bajo número de glóbulos rojos en sangre).
Los síntomas de la insuficiencia renal son no específicos así que el diagnóstico, por tanto, se hará mediante un análisis de sangre y otro de orina.
Se suelen analizar dos sustancias en la sangre: urea y creatinina, ya que estos son los productos del metabolismo que normalmente se excretan por el riñón.
En un fallo renal la concentración de estos dos parámetros aumenta. Debido a que existen otras enfermedades que también pueden aumentar estos valores, se realiza, al mismo tiempo, un análisis de orina. En una insuficiencia renal crónica, además de los síntomas y de valores elevados de urea y creatinina, se producirá una orina poco concentrada.
Para valorar la concentración de la orina se mide la “gravedad específica” de esta, cuyo valor en la mayoría de los gatos con fallo renal es menor de 1,030.
En los casos en los que se encuentra la causa específica se puede tratar directamente enfocándose en la misma , pero en la mayoría de los casos no es así y, por tanto, el tratamiento se centra en los síntomas.
Algunos gatos al principio necesitarán fluidoterapia intravenosa para corregir la deshidratación (y probablemente las anomalías electrolíticas). Una vez estabilizados, el tratamiento irá dirigido a mantener la función renal y minimizar las complicaciones del fallo renal. La insuficiencia renal crónica es irreversible y, en la mayoría de los casos, no se conseguirá una mejoría notable.
Además de dar un tratamiento adecuado se necesitarán controles periódicos para valorar el avance de la enfermedad y las complicaciones asociada ( anemia, aumento del fósforo, bajada de potasio, cistitis, hipertensión, entre otras).
El mantenimiento de por vida de una dieta adecuada va a ser clave para la salud del animal enfermo renal. Hay tres factores que van a ser clave en la ficha dieta:
Otras mejoras que suelen tener estas dietas suelen ser la adición de fibra y ácidos grasos poliinsaturados.
Las nauseas y los vómitos son muy habituales en la insuficiencia renal avanzada y pueden afectar gravemente a la calidad de vida y disminuir el apetito del gato. Existen distintos fármacos para controlar estos síntomas.
Los inhibidores ECA, como el benazepril, son un tipo de fármacos que actúan principalmente como vasodilatadores (dilatan vasos sanguíneos).
Se usan normalmente en las personas con insuficiencia renal para ayudar en el tratamiento por sus beneficios en la función renal y reducen la pérdida de proteínas por los riñones (que puede ser muy elevada y dañina en la insuficiencia renal).
Además desde JTPHARMA recomendamos el uso de UROPHARMA, con efecto diurético y quelante de fósforo.
La enfermedad es progresiva y degenerativa en el tiempo. Cuando se presenta ya el estado de enfermedad crónica, se producen mecanismos de compensación y de adaptación para intentar mantener el funcionamiento normal de los riñones, aunque en algún momento estos mecanismos fallarán produciendo una progresión en el fallo renal.
El ritmo de progresión de la enfermedad renal varía considerablemente en cada individuo y un tratamiento y cuidados adecuados pueden mejorar la calidad de vida de los gatos afectados y, al mismo tiempo, ralentizar la progresión de la INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA FELINA.