La insuficiencia pancreática exocrina (IPE) en perros debe incluirse en todo diagnóstico diferencial de perros con uno o varios signos compatibles, especialmente en caso de diarrea de intestino delgado y pérdida de peso.
Su diagnóstico es esencialmente funcional, valorando la función pancreática a través de diferentes análisis.
El manejo de estos pacientes se basa en la administración substancias que promuevan, formen o actúen de similar manera a las enzimas pancreáticas (siendo las más importantes de cara a funcionalidad la amilasa, proteasa y lipasa, entre otras), en una nutrición adecuada y en la suplementación con cobalamina.
Como en todas las enfermedades, la respuesta al tratamiento no siempre es la misma, aunque el pronóstico es en general bueno mientras se mantenga la correcta medicación, alimentación y monitorización de por vida.
Se produce por la incapacidad del páncreas para segregar la cantidad adecuada de enzimas que aseguren una normal y efectiva digestión de los alimentos.
La causa más frecuente una atrofia idiopática de las células pancreáticas, que en algunas razas puede ser hereditaria.
Es típica de perros jóvenes de menos de dos años de edad y especialmente del Pastor Alemán y del Collie de pelo duro.
En animales de mediana edad y viejos puede ser causada por una pancreatitis (inflamación del páncreas) crónica o por una pancreatitis aguda recurrente.
También, aunque de manera menos frecuente, puede presentarse secundariamente debido a procesos que interfieren con la secreción de enzimas por el páncreas (obstrucción del conducto pancreático por procesos inflamatorios o tumorales) o con la activación de enzimas en la luz intestinal.
Este déficit de enzimas pancreáticas va a provocar maldigestión (no es capaz de metabolizar y “romper” los alimentos), de forma que los nutrientes no pueden ser absorbidos en el intestino; provocando un acúmulo de carbohidratos y grasas en el intestino.
Esto lleva al intestino a sufrir fermentación bacteriana, hidroxilación de ácidos grasos y precipitación de ácidos biliares, acidificación del medio y ello conlleva a un sobrecrecimiento bacteriano.
El síntoma más característico es la deposición exagerada (de 3 a 9 veces al día) de heces de consistencia blanda (incluso en ocasiones diarreicas) voluminosas y malolientes, con presencia de almidón y grasa en las mismas.
Es frecuente que vaya acompañado de coprofagia (el animal ingiere de nuevo sus propias heces).
Los animales suelen tener elevada actividad y presentan una marcada pérdida de peso a pesar de tener muchísimo apetito (polifagia).
A través de vuestro veterinario de referencia y con la realización de las siguientes pruebas podrá llegar al diagnóstico definitivo de la enfermedad: Insuficiencia pancreática exocrina (ipe) en perros.
Pruebas Generales: Hemograma, proteinograma, bioquímica sanguínea y Examen coprológico:
Pruebas Específicas: Tripsina inmunoreactiva en suero (Trypsin-like Immunoreactivity o T.L.I, Determinación de elastasa-1 pancreática en heces, Absorción de grasas (triglicéridos), Absorción de vitamina A.